Parece imposible imaginar la historia de la música sin ‘Thriller’ de Michael Jackson: la chaqueta roja, los zombies bailando, los aullidos, el rap final de Vincent Price… Pero lo que casi nadie imagina es que ese videoclip de terror estuvo a punto de no existir, que la canción se llamó primero Starlight y que el mismísimo Vincent Price terminó arrepentido del trato que aceptó.
Detrás de este clásico hay algo más que un genio solista: hay un productor obsesivo, un compositor invisible, un director de cine testarudo y un artista que dudó hasta el final. Si te quedas hasta el final, verás cómo una mezcla de ambición, miedo y perfeccionismo terminó creando el videoclip más influyente de la historia del pop.
De ‘Off the Wall’ a ‘Thriller’: la ambición de hacer un disco perfecto
Antes de ‘Thriller’, Michael Jackson ya era famoso. Había sido el niño prodigio de los Jackson 5 y había dado un salto enorme con su álbum ‘Off the Wall’, producido por Quincy Jones. Ese disco no solo funcionó: se convirtió en un éxito que cruzó fronteras entre el pop y el R&B, algo poco común en su momento.
Cuando llegó el momento de trabajar en un nuevo álbum, la idea fue clara:
No querían “un buen disco”, querían un álbum donde cada canción pudiera ser un hit.
Quincy Jones lo explicó muchas veces: Michael no hizo ‘Thriller’ solo. Escribió algunos temas y cantó al límite de su capacidad, pero detrás había un equipo enorme escuchando demos, descartando ideas y puliendo cada detalle. El objetivo era simple y brutal: nada que sonara “normal” entraba al disco.
Rod Temperton: el compositor invisible que cambió el rumbo
El “héroe silencioso” de este proyecto fue Rod Temperton, un tecladista y compositor británico que había triunfado con la banda de funk y disco Heatwave (seguro te suenan “Boogie Nights” o “Always and Forever”). Quincy Jones lo descubrió por esas canciones y se lo llevó a trabajar en ‘Off the Wall’.
Cuando llegó la era ‘Thriller’, Michael solo compondría cuatro temas.
El resto saldría de una selección brutal: Jones y Temperton escucharon cientos de canciones para elegir apenas unas pocas. Entre ellas estaba una maqueta con otro título, otro estribillo y otra idea narrativa: una canción llamada “Starlight”.
De ‘Starlight’ a ‘Thriller’: una canción pensada como película
Rod Temperton entendió algo clave sobre Michael: su amor por el cine. Jackson adoraba el lenguaje cinematográfico, los gestos dramáticos, las historias que crecían poco a poco. Por eso Temperton decidió que la canción principal del álbum tenía que sonar como una película en tres minutos y medio.
Compuso una progresión de acordes que crecía y crecía, casi como si la tensión se estirara con una banda elástica. Primero fue “Starlight”, luego jugó con el título “Midnight Man”… hasta que, de golpe, apareció una palabra en su cabeza:
“Thriller”.
Podías verla en grande en el número 1 de las listas, podías imaginar camisetas, pósters, merchandising. Un solo término que lo decía todo: misterio, miedo, espectáculo.
Curiosamente, Michael era muy miedoso con el terror. De niño, su padre lo había asustado entrando a su pieza con una máscara para “darle una lección”, y ese recuerdo lo persiguió durante años. Aun así, se atrevió a abrazar ese miedo y convertirlo en arte.
El toque Quincy Jones: cine, Prince… y un acorde gigante
Quincy Jones no solo pensaba en melodías, también en sonidos que impactaran desde el primer segundo. Para el inicio de ‘Thriller’, pidió algo enorme, casi cinematográfico. Tenía en mente el arranque de “1999” de Prince: ese acorde sintético, grande, casi agresivo.
La idea no era copiar, sino superar esa sensación. Así nació el arranque de ‘Thriller’: un golpe sonoro que te mete directamente en otro mundo, antes incluso de que Michael abra la boca.
La rivalidad musical entre Jackson y Prince se alimentaría durante toda la década, pero aquí ya se ve algo importante: Quincy miraba todo lo que pasaba alrededor y lo llevaba un paso más allá.
Aullidos, puertas y oscuridad: los sonidos que construyeron el miedo
Los aullidos que no iban a ser de un perro
Parte de la magia de ‘Thriller’ está en los detalles de sonido: aullidos, puertas, pasos. El ingeniero Bruce Swedien intentó grabar aullidos reales de un gran danés, convencido de que sería perfecto. El perro nunca cooperó.
La solución fue, una vez más, Michael.
El propio Jackson terminó haciendo muchos de los aullidos de lobo, mezclados con efectos de biblioteca sonora. Si escuchas la intro sabiendo esto, la escena cambia: no es solo un efecto, es el cantante entrando en personaje antes de cantar.
Grabar en la oscuridad
Otra rareza: Michael grabó su voz para ‘Thriller’ casi totalmente a oscuras. Odiaba la luz fuerte y, además, Swedien sabía que cuando eliminas estímulos visuales, el oído se concentra más. El resultado es una interpretación tensa, teatral, en la que parece que Michael realmente estuviera en medio de esa noche llena de ruidos extraños.
Vincent Price: la risa final… y el peor contrato de su vida
Quincy Jones tenía un as bajo la manga: su entonces esposa, Peggy Lipton, conocía personalmente al legendario actor de cine de terror Vincent Price.
Rod Temperton tuvo la idea de un “rap hablado” al final de la canción, algo que sonara a poema macabro al estilo Edgar Allan Poe. Lo escribió a toda prisa, incluso en el taxi camino al estudio. Vincent Price lo grabó en apenas un par de tomas: su risa y su voz grave se convirtieron en uno de los sellos más reconocibles de la canción.
El problema vino con el contrato: Price eligió cobrar una tarifa fija en vez de un porcentaje de royalties. Cuando ‘Thriller’ se volvió el álbum más vendido de la historia, se dio cuenta de que había perdido una fortuna. Le regalaron discos de oro y platino dedicados, pero él quedó frustrado. Su participación se volvió icónica… pero no fue un buen negocio.
El videoclip que nadie quería… y que cambió la industria
Lo más sorprendente: al principio nadie pensaba hacer un videoclip para ‘Thriller’. La discográfica ni siquiera quería lanzarla como single: “¿Quién va a querer una canción de monstruos en la radio?”, se preguntaban.
Pero Michael era ultra competitivo. Veía cómo otros discos le quitaban el número 1, cómo Madonna, Prince, bandas de rock y bandas sonoras le pisaban los talones. Y MTV ya había demostrado que los videos de “Billie Jean” y “Beat It” podían disparar las ventas.
Ahí apareció la idea: hacer un tercer video, pero no uno cualquiera.
John Landis, Rick Baker y el sueño de un cortometraje de terror
Michael llamó a John Landis, director de An American Werewolf in London, para que dirigiera ‘Thriller’. Landis no quería hacer un simple “video musical”; aceptó con una condición:
Sería un cortometraje de terror en 35 mm, con maquillaje profesional, varias locaciones y una gran coreografía.
El presupuesto se disparó a una cifra enorme para la época. La discográfica se negó. Jackson, decidido, dijo: “Lo pago yo”. Para cerrar la brecha, inventaron algo nuevo: grabar un documental “Making of” y venderlo a canales de televisión y luego en vídeo doméstico. MTV, Showtime y una distribuidora de VHS se sumaron.
Sin quererlo, Michael Jackson y su equipo ayudaron a inventar el modelo de negocio del videoclip como producto en sí mismo, no solo como promo.
Zombies que bailan, chaqueta roja y una coreografía inmortal
El maquillaje quedó en manos de Rick Baker, maestro de los efectos especiales. Él insiste en que Michael no es exactamente un hombre lobo, sino una especie de “werecat”, más felino que lobo, para adaptarse mejor a sus rasgos.
La chaqueta roja y el look general fueron diseñados por Deborah, la esposa de Landis. Eligió el rojo para que destacara entre los tonos oscuros del rodaje nocturno, y los hombros anchos para darle más presencia. Los zapatos y calcetines venían de una vieja inspiración: Fred Astaire y sus loafers suaves para bailar.
La coreografía nació del trabajo conjunto entre Michael y el coreógrafo Michael Peters. La gran pregunta era:
¿Cómo hacer que los monstruos bailen sin resultar ridículos?
La respuesta fue mezclar movimientos rígidos, como de cadáver, con pasos precisos de funk y jazz. Michael ensayaba frente al espejo, incluso con maquillaje de zombie, hasta encontrar lo justo entre terror y espectáculo. El resultado: una coreografía que el mundo sigue imitando décadas después.
Secretos, visitas ilustres y un set lleno de tensión
El rodaje se hizo en secreto, con acuerdos de confidencialidad y hasta mapas falsos para despistar a la prensa. Aun así, el boca a boca llenó el set de curiosos y estrellas: Fred Astaire, Rock Hudson, Marlon Brando, Jacqueline Kennedy Onassis y más se dejaron caer para ver qué estaba pasando.
No todo fue glamur. Hubo tensiones familiares, como cuando Michael pidió que su padre fuera sacado del set. Y también pequeñas historias humanas, como el romance que surgió con Ola Ray, la actriz que hacía de su novia en el video, y que años más tarde terminaría demandando por temas de royalties.
La crisis religiosa que casi destruye el video
Cuando todo estaba listo y el montaje casi terminado, apareció el mayor giro de la historia:
Michael, influido por sus creencias religiosas como Testigo de Jehová, empezó a temer que el video promoviera el demonio y lo llevara a ser expulsado de su congregación.
Ordenó a su abogado que destruyera el negativo.
En lugar de eso, el abogado y Landis escondieron el material y trataron de ganar tiempo. Michael llegó a encerrarse varios días, sin comer, angustiado por el conflicto entre su fe y su carrera. Finalmente, llegaron a un pacto: añadir un aviso al inicio del video aclarando que la historia no representaba sus creencias personales.
Gracias a ese pequeño texto en pantalla, el videoclip sobrevivió.
El estreno y el impacto: cómo ‘Thriller’ se volvió imparable
El video se estrenó en un cine con invitados de lujo y una reacción tan fuerte que el público pidió verlo otra vez. MTV lo programó varias veces al día, anunciando la próxima emisión como si fuera un evento.
Las ventas del álbum se dispararon de nuevo. ‘Thriller’ se convirtió en el disco más vendido de la historia, rompió récords en radio, televisión y vídeo doméstico y transformó para siempre la relación entre música e imagen.
Para Michael, fue un triunfo… y también una sombra difícil de superar. Ningún otro álbum suyo volvió a alcanzar esas cifras. Para Quincy Jones, en cambio, fue la prueba definitiva de algo que siempre defendió:
La grandeza no es solo talento individual: es equipo, obsesión por los detalles y valentía para arriesgarse.
Por qué la historia de ‘Thriller’ sigue inspirando a músicos hoy
Si haces música hoy, quizá no tengas el presupuesto de Michael ni a Quincy Jones al teléfono. Pero la historia de ‘Thriller’ deja varias lecciones muy actuales:
Pensar en grande: el objetivo no era “un disco más”, sino algo que cruzara géneros, públicos y formatos.
Cuidar la narrativa: la canción no es solo sonido, también es historia, imagen y atmósfera.
Valorar al equipo: productores, compositores, ingenieros, maquilladores, bailarines… todos suman.
Arriesgarse creativamente: un tema de monstruos, un cortometraje carísimo, un baile de zombies… sobre el papel, podría haber salido mal.
Sostener la propia visión incluso cuando hay miedo, críticas o dudas.
‘Thriller’ no es solo una canción que suena cada Halloween. Es el resultado de una colaboración extrema, de noches sin dormir y de decisiones que pudieron salir al revés. Quizá justamente por eso, más de cuarenta años después, sigue sonando tan vivo como el primer día.





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